Ponencia presentada por:
Victoria Novelo O.
CIESAS/Universidad de Colima
LO BUENO, LO MALO, LO FEO Y LO BELLO DE LA PROMOCIÓN DE ARTESANÍAS EN MÉXICO.
Primer
Encuentro Internacional de Patrimonio, Desarrollo y
Turismo.
Ciudades
Pequeñas Patrimonio Grande.
Ciudad
de Chihuahua, México.
21,
22, 23 de septiembre 2001.
La ponencia hará una caracterización general,
con matices regionales y locales, de la filosofía ( y/o ideología) que orienta
las diversas acciones institucionales, públicas y privadas, que tienen que ver
con la promoción, fomento, protección y difusión de las producciones
artesanales del país. La diversidad de criterios, énfasis, responsabilidades,
compromisos, conocimientos y objetivos de las acciones que se realizan han
procreado un esquema múltiple de resultados.
Lo bueno ha sido una cierta difusión del
fenómeno de la producción y de la variedad de productos conocidos como
artesanías, que pueden encontrarse en diversos nichos del mercado nacional así como el reconocimiento
público a algunos artesanos.
Lo malo se refiere a toda una gama de
acciones irresponsables que no toman en cuenta a los productores en sus
diversas circunstancias frente a las condiciones de producción y de mercado y
obligan a cambios desastrosos para la economía artesanal. También a la pérdida
de habilidades, destrezas y ambientes naturales (y con ello, de patrimonios)
donde han intervenido situaciones de mercado pero también propuestas de
“innovación” no sustentables.
Lo feo abarca las producciones de ínfima
calidad que se destinan al mercado turístico baratero (y de mal gusto)
desvalorizando patrones estéticos culturalmente reconocidos y, desde otra
perspectiva, la existencia de cuasi-mafias de los que yo llamo “caciques del
arte popular” que impiden, (por el monopolio que detentan de los puestos, los
concursos, las ferias, etc.) desde hace demasiados años, la emergencia de
acciones nuevas, integradas, distintas a las que ellos practican, en cuanto a
la promoción y fomento de la producción artesanal.
Lo bello, incluye las propuestas alternativas, las posibles soluciones y, desde
luego, la estética de las obras que pese a muchas cosas en contra, continúan
produciéndose lo cual es un ejemplo más de la terquedad de la cultura mexicana
realmente practicada.
Realizan un esfuerzo muy ponderable, pero el
peso específico de la difusión cultural que realiza esta compañía aérea es
muchísimo mayor. Es tal, que cuando observamos su publicidad inmediatamente
pensamos en el país francés como una rica fuente de cultura.
Regresando al tema de nuestras carencias, en
México – a través de décadas – la Secretaría de Turismo ha olvidado un poco su
misión en este sentido, no ha comprendido que debe ser también promotora de un
país que posee una de las riquezas culturales más impresionantes del planeta. Como ejemplo, no
nos tenemos que ir más allá que realizando un recorrido de aproximadamente tres
horas de este recinto, y llegar a la región arqueológica de Casas Grandes-
Madera.
En la zona Oeste de Casas Grandes, se
localiza la zona arqueológica más importante del norte de México: Paquimé.
La cultura Paquimé tuvo su máximo desarrollo
entre los años 900 a 1340 d.C., desapareciendo a principios del siglo XIV,
doscientos años antes de la llegada de los españoles. Cuando éstos llegaron al
lugar en el año de 1565, al mando de Francisco de Ibarra, encontraron la ciudad abandonada y en ruinas, desde
entonces los visitantes se maravillaron con la magia de su arquitectura, sus
objetos de cerámica y la gran visión y perfeccionamiento en su sistema
hidráulico.
Paradójicamente, no es hasta novecientos años
después cuando se inicia la restauración
y acondicionamiento para que el turista recorra el histórico lugar, y no
es hasta que la UNESCO declara al sitio arqueológico “Patrimonio Cultual de la
Humanidad” cuando la Secretaria de Turismo Federal se da cuenta del gran
potencial turístico de este maravilloso lugar y comienza a promoverlo, aunque
no quisiera referirme a la calidad de la promoción que se realiza.
Esto nos invita a reflexionar no solo en la
forma en que realizamos promoción turística sin tomar en cuenta la cultura y
sus beneficios, sino que me permite referirme a otra de nuestras carencias: la
manera en que estamos educando a quienes hoy estudian la carrera de turismo en
nuestras universidades, quienes en un futuro tomaran las riendas del sector.
A los jóvenes se les imparten materias sobre
hotelería, gastronomía, alimentos y bebidas, estadística, etc. - a través de un programa diletante de muchas
disciplinas - todas ellas importantes pero que no crean especialistas, y lo más
importante: En la mayoría de los programas educativos destinados a la formación
de profesionales del turismo, se ha hecho a un lado la cultura.
Quisiera hacer una pequeña pausa en este
punto y dirigirme a los estudiantes que hoy nos acompañan en este foro y
preguntarles si esta afirmación es errónea o no.
1.
¿Cuántos
de Ustedes cuentan entre sus asignaturas con alguna relacionada, e insisto por
lo menos relacionada, con la historia de nuestro
país o de su
región?
2. ¿Cuántos de Ustedes tienen conocimientos sobre
el patrimonio de su país o región?
3. ¿Cuentan Ustedes con nociones en este sentido?
Realmente es preocupante la forma en que nos
hemos olvidado de darles a Ustedes las bases y herramientas para que conozcan
la riqueza de su nación, se enorgullezcan de ella y sean capaces de difundirla
en un futuro entre los turistas que estarán bajo su responsabilidad.
Continuando dentro de la educación, no
necesitamos ser muy observadores para darnos cuenta de que un problema derivado
de esta carencia es el del servicio, al que malamente lo hemos interpretado
como ser solamente anfitriones.
En México, donde siempre nos estamos
vanagloriando de hospitalidad falta excelencia. No basta con ser amables, hay
que ser eficientes. Eficientes en la comida, las habitaciones, la calidad de
los meseros y prestadores de servicios, en la cultura de nuestros guías y
funcionarios dedicados a la promoción turística.
Voy a tener que recurrir nuevamente a
ejemplos de otros países como Egipto, Grecia e Israel, donde todos los
prestadores de servicios turísticos y sin duda los promotores son expertos en
la cultura de sus regiones, y más allá, de cada pueblo.
Basándome en esta serie de ideas y reflexiones,
creo que la única manera de lograr que nuestro turismo se empape de cultura, y
en consecuencia pueda despuntar en todo el mundo, es por medio de una alianza
entre los organismos públicos y privados promotores del turismo y las
instituciones educativas y culturales.
Por ello, propongo: Crear estrategias para
establecer este vinculo que tanto hace falta en el norte de México, y en todo
el país.
Esto Será un factor vital para complementar
los esfuerzos de SECTUR, las Secretarías de Turismo de los Estados y otros
organismos, y nos permitirá trabajar en conjunto para promover y fomentar el turismo hacia nuestros
destinos.
Lo anterior, seria el tema de una mesa de
trabajo, mas que de la ponencia de un foro, donde desgraciadamente no podemos
aterrizar las ideas. Los invito a que reflexionemos en este sentido, y por que
no a abrir los canales de comunicación entre nuestros organismos para lograr
afianzar la relación entre el turismo, la cultura y la educación.
Es
nuestra responsabilidad como Mexicanos, y como miembros de los sectores del
Turismo, la Educación y la Cultura.
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